En una época en la que viajar no solo significa desplazarse, sino también conectar con el territorio y sus gentes, el ecoturismo comunitario surge como una propuesta transformadora. Galicia, con su enorme riqueza natural y cultural, está viendo cómo cada vez más comunidades rurales apuestan por este modelo turístico basado en la sostenibilidad, la identidad local y el respeto por el entorno.
Pero… ¿Qué es el ecoturismo comunitario?
El ecoturismo comunitario es una forma de turismo gestionada directamente por comunidades locales, especialmente en áreas rurales o protegidas. A diferencia del turismo convencional, su objetivo no es solo el disfrute del paisaje, sino también la participación activa del visitante en la cultura y vida de la comunidad anfitriona.
El visitante se convierte en un aliado de la conservación y del desarrollo económico local.
El caso de Galicia: tradición, naturaleza y comunidad.
Galicia es tierra de aldeas, de patrimonio vivo, de bosques autóctonos y de personas que han aprendido a vivir en equilibrio con la naturaleza. En los últimos años, muchas de estas comunidades han empezado a abrir sus puertas al visitante de forma diferente: no como espectador, sino como parte de una experiencia compartida. Hoy os compartimos algunas de estas iniciativas:
1. Reserva da Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo
Este territorio, que abarca desde la costa atlántica hasta el interior de la provincia de A Coruña, impulsa experiencias de ecoturismo basadas en productos locales, rutas interpretativas y educación ambiental. Asociaciones vecinales colaboran con productores y guías locales para crear propuestas sostenibles.
2. Red de Aldeas Modelo de Galicia
Estas aldeas, como Muimenta (Carballeda de Avia) o Osmo (Cenlle), están siendo reactivadas con proyectos de agroecología y turismo sostenible. Las visitas incluyen talleres de cultivo, cocina tradicional, rutas por el monte y actividades culturales promovidas por los propios vecinos.
3. Turismo en la Ribeira Sacra desde lo comunitario
Más allá de las rutas masificadas, hay pequeñas cooperativas en la Ribeira Sacra que ofrecen experiencias vitivinícolas, rutas a pie entre viñedos en socalcos y alojamiento en casas tradicionales, todo gestionado a escala local.

Como podemos concluir, este modelo de turismo es respetuoso con el destino y tiene diversos beneficios:
- Economía circular local: el dinero se queda en el territorio.
- Huella ecológica baja: turismo a pequeña escala y no invasivo.
- Conservación cultural y natural: el turista ayuda a proteger lo que visita.
- Educación mutua: visitantes y anfitriones aprenden unos de otros.